viernes, 31 de octubre de 2014

Los gatos de Ulthar







Los gatos de Ulthar. lovecraft


Se dice que en Ulthar, que se encuentra más allá del río Skai, ningún hombre puede matar a un gato; y ciertamente lo puedo creer mientras contemplo a aquel que descansa ronroneando frente al fuego. Porque el gato es críptico, y cercano a aquellas cosas extrañas que el hombre no puede ver. Es el alma del antiguo Egipto, y el portador de historias de ciudades olvidadas en Meroe y Ophir. Es pariente de los señores de la selva, y heredero de los secretos de la remota y siniestra África. La Esfinge es su prima, y él habla su idioma; pero es más antiguo que la Esfinge y recuerda aquello que ella ha olvidado.
En Ulthar, antes de que los ciudadanos prohibieran la matanza de los gatos, vivía un viejo campesino y su esposa, quienes se deleitaban en atrapar y asesinar a los gatos de los vecinos. Por qué lo hacían, no lo sé; excepto que muchos odian la voz del gato en la noche, y les parece mal que los gatos corran furtivamente por patios y jardines al atardecer. Pero cualquiera fuera la razón, este viejo y su mujer se deleitaban atrapando y matando a cada gato que se acercara a su cabaña; y, a partir de los ruidos que se escuchaban después de anochecer, varios lugareños imaginaban que la manera de asesinarlos era extremadamente peculiar. Pero los aldeanos no discutían estas cosas con el viejo y su mujer; debido a la expresión habitual de sus marchitos rostros, y porque su cabaña era tan pequeña y estaba tan oscuramente escondida bajo unos desparramados robles en un descuidado patio trasero. La verdad era, que por más que los dueños de los gatos odiaran a estas extrañas personas, les temían más; y, en vez de confrontarlos como asesinos brutales, solamente tenían cuidado de que ninguna mascota o ratonero apreciado, fuera a desviarse hacia la remota cabaña, bajo los oscuros árboles. Cuando por algún inevitable descuido algún gato era perdido de vista, y se escuchaban ruidos después del anochecer, el perdedor se lamentaría impotente; o se consolaría agradeciendo al Destino que no era uno de sus hijos el que de esa manera había desaparecido. Pues la gente de Ulthar era simple, y no sabía de dónde vinieron todos los gatos.
Un día, una caravana de extraños peregrinos procedentes del Sur entró a las estrechas y empedradas calles de Ulthar. Oscuros eran aquellos peregrinos, y diferentes a los otros vagabundos que pasaban por la ciudad dos veces al año. En el mercado vieron la fortuna a cambio de plata, y compraron alegres cuentas a los mercaderes. Cuál era la tierra de estos peregrinos, nadie podía decirlo; pero se les vio entregados a extrañas oraciones, y que habían pintado en los costados de sus carros extrañas figuras, de cuerpos humanos con cabezas de gatos, águilas, carneros y leones. Y el líder de la caravana llevaba un tocado con dos cuernos, y un curioso disco entre los cuernos.
En esta singular caravana había un niño pequeño sin padre ni madre, sino con sólo un gatito negro a quien cuidar. La plaga no había sido generosa con él, mas le había dejado esta pequeña y peluda cosa para mitigar su dolor; y cuando uno es muy joven, uno puede encontrar un gran alivio en las vivaces travesuras de un gatito negro. De esta forma, el niño, al que la gente oscura llamaba Menes, sonreía más frecuentemente de lo que lloraba mientras se sentaba jugando con su gracioso gatito en los escalones de un carro pintado de manera extraña.
Durante la tercera mañana de estadía de los peregrinos en Ulthar, Menes no pudo encontrar a su gatito; y mientras sollozaba en voz alta en el mercado, ciertos aldeanos le contaron del viejo y su mujer, y de los ruidos escuchados por la noche. Y al escuchar esto, sus sollozos dieron paso a la reflexión, y finalmente a la oración. Estiró sus brazos hacia el sol y rezó en un idioma que ningún aldeano pudo entender; aunque no se esforzaron mucho en hacerlo, pues su atención fue absorbida por el cielo y por las formas extrañas que las nubes estaban asumiendo. Esto era muy peculiar, pues mientras el pequeño niño pronunciaba su petición, parecían formarse arriba las figuras sombrías y nebulosas de cosas exóticas; de criaturas híbridas coronadas con discos de costados astados. La naturaleza está llena de ilusiones como esa para impresionar al imaginativo.
Aquella noche los errantes dejaron Ulthar, y no fueron vistos nunca más. Y los dueños de casa se preocuparon al darse cuenta de que en toda la villa no había ningún gato. De cada hogar el gato familiar había desaparecido; los gatos pequeños y los grandes, negros, grises, rayados, amarillos y blancos. Kranon el Anciano, el burgomaestre, juró que la gente siniestra se había llevado a los gatos como venganza por la muerte del gatito de Menes, y maldijo a la caravana y al pequeño niño. Pero Nith, el enjuto notario, declaró que el viejo campesino y su esposa eran probablemente los más sospechosos; pues su odio por los gatos era notorio y, con creces, descarado. Pese a esto, nadie osó quejarse ante la dupla siniestra, a pesar de que Atal, el hijo del posadero, juró que había visto a todos los gatos de Ulthar al atardecer en aquel patio maldito bajo los árboles. Caminaban en círculos lenta y solemnemente alrededor de la cabaña, dos en una línea, como realizando algún rito de las bestias, del que nada se ha oído. Los aldeanos no supieron cuánto creer de un niño tan pequeño; y aunque temían que el malvado par había hechizado a los gatos hacia su muerte, preferían no confrontar al viejo campesino hasta encontrárselo afuera de su oscuro y repelente patio.
De este modo Ulthar se durmió en un infructuoso enfado; y cuando la gente despertó al amanecer ¡he aquí que cada gato estaba de vuelta en su acostumbrado fogón! Grandes y pequeños, negros, grises, rayados, amarillos y blancos, ninguno faltaba. Aparecieron muy brillantes y gordos, y sonoros con ronroneante satisfacción. Los ciudadanos comentaban unos con otros sobre el suceso, y se maravillaban no poco. Kranon el Anciano nuevamente insistió en que era la gente siniestra quien se los había llevado, puesto que los gatos no volvían con vida de la cabaña del viejo y su mujer. Pero todos estuvieron de acuerdo en una cosa: que la negativa de todos los gatos a comer sus porciones de carne o a beber de sus platillos de leche era extremadamente curiosa. Y durante dos días enteros los gatos de Ulthar, brillantes y lánguidos, no tocaron su comida, sino que solamente dormitaron ante el fuego o bajo el sol.
Pasó una semana entera antes de que los aldeanos notaran que, en la cabaña bajo los árboles, no se prendían luces al atardecer. Luego, el enjuto Nith recalcó que nadie había visto al viejo y a su mujer desde la noche en que los gatos estuvieron fuera. La semana siguiente, el burgomaestre decidió vencer sus miedos y llamar a la silenciosa morada, como un asunto del deber, aunque fue cuidadoso de llevar consigo, como testigos, a Shang, el herrero, y a Thul, el cortador de piedras. Y cuando hubieron echado abajo la frágil puerta sólo encontraron lo siguiente: dos esqueletos humanos limpiamente descarnados sobre el suelo de tierra, y una variedad de singulares insectos arrastrándose por las esquinas sombrías.
Posteriormente hubo mucho que comentar entre los ciudadanos de Ulthar. Zath, el forense, discutió largamente con Nith, el enjuto notario; y Kranon y Shang y Thul fueron abrumados con preguntas. Incluso el pequeño Atal, el hijo del posadero, fue detenidamente interrogado y, como recompensa, le dieron una fruta confitada. Hablaron del viejo campesino y su esposa, de la caravana de siniestros peregrinos, del pequeño Menes y de su gatito negro, de la oración de Menes y del cielo durante aquella plegaria, de los actos de los gatos la noche en que se fue la caravana, o de lo que luego se encontró en la cabaña bajo los árboles, en aquel repugnante patio.
Y, finalmente, los ciudadanos aprobaron aquella extraordinaria ley, la que es referida por los mercaderes en Hatheg y discutida por los viajeros en Nir, a saber, que en Ulthar ningún hombre puede matar a un gato.



Feliz Halloween, Noche de Brujas o víspera de Todos los Santos

lunes, 27 de octubre de 2014

Quien alimenta a un animal hambriento alimenta su propia alma

No a las leyes obsoletas y crueles que prohiben alimentar a los animales que viven en la calle.



Por desgracia, muchos municipios parecen más interesados en solucionar el problema del abandono de animales matándolos en perreras o de hambre en la calle, en lugar de castigar el abandono y maltrato y promover campañas de concienciación y esterilización.

Por ejemplo, es lo que ha pasado en La Oliva, Fuerteventura, donde las personas que alimentan y cuidan colonias de gatos callejeros de forma desinteresada están siendo multadas. Estas personas han creado una campaña para intentar que se anule la ley y poder seguir cuidando de los gatitos sin sufrir represalias, puedes colaborar firmando aquí: Alcalde del municipio de La Oliva Fuerteventura Revocar la ley que impide alimentar a los gatos



martes, 21 de octubre de 2014

Rapunzel adoptada

Pues nada, Rapunzel (ahora Chloe) ya tiene un hogar. Una familia estupenda que conmovidos con su historia no dudaron en venir desde Cáceres a por ella para que no tuviera que seguir viviendo en una jaula.

a disfrutar tu nueva vida, pequeña

Dejo la foto de la clínica en el momento en que ella y sus padres se conocen y las palabras de despedida de su veterinaria.


no es fácil poner un nombre a cada perro y gato que aparece por ahi abandonado sobre todo cuando ya se cuentan por cientos, en este caso esta gatita apareció abandonada en un balcón y como era rubia....una rubia abandonada en un balcón se convirtió en Rapunzel , afortunadamente al igual que en el cuento ha sido rescatada y no ha encontrado un príncipe pero si una familia estupenda que la ha adoptado y que la quiere un montón.,y aunque tiene el pelito un poco más corto es igual de guapa.Besitos y suerte en tu nueva vida Rapunzel

jueves, 16 de octubre de 2014

Compañeros de viaje

“Necesitamos tener otro concepto más sabio y quizá más místico de los animales. El hombre, desde su lugar alejado de la naturaleza universal y desde una vida de complicados artificios, observa a las criaturas a través del cristal de sus conocimientos, ve la pluma magnificada y toda la imagen distorsionada.
Somos condescendientes hacia ellos al creerlos incompletos, por el trágico destino que les hizo adoptar una forma tan distante a la nuestra. Y al hacerlo nos equivocamos, estamos muy equivocados. El animal no debe ser medido por el hombre. En un mundo más antiguo y más completo que el nuestro, ellos se mueven terminados y completos, dotados con extensiones de los sentidos que nosotros hemos perdido o nunca tuvimos, siguiendo voces que jamás oiremos. 
No son nuestros hermanos, no son nuestros subordinados, son otros seres atrapados con nosotros en la red de la vida y del tiempo, compañeros presos del esplendor y sinsabores de la tierra”.

 Henry Beston, The Outermost House, 1929.
 


http://www.free-picture.net/animals/wild-snow-cats-free-picture.jpg.html

lunes, 6 de octubre de 2014

Capturando la vida secreta de los gatos callejeros


Misterioso e incomprendido el gato callejero convive entre nosotros en las ciudades.

Una pareja de fotógrafos Jason y Elizabeth Putsche han pasado los últimos cinco años recopilando una impresionante colección de fotografías que documentan las vidas invisibles de gatos asilvestrados.


Con este trabajo pretenden acercar a la gente el desconocido mundo de los gatos de la calle e inspirar un cambio positivo en la percepción que se tiene de ellos.

Vilipendiado, estigmatizado y mal comprendido, si bien hay muchas personas anónimas que alimentan, atienden y protegen a los gatos callejeros, la opinión general en torno a estos felinos está  lleno de ideas falsas.
"Muchas personas hacen una distinción entre los gatos que viven en casas y los gatos que viven en la calle, pero en realidad son lo mismo", dice Elizabeth Putsche, fundadora de Photographers for Animals. "El cuidado y la compasión que le damos a nuestros animales en casa deben ampliarse a estos gatos, incluso aunque no podamos acariciarlos. Cada uno tiene una personalidad e individualidad - y cada uno tiene una historia que contar ".

A través de sus fotografías cautivadoras, el equipo Putsche pone a los gatos salvajes en su objetivo, mostrando su belleza y los lazos que los unen entre ellos, así como su habilidad para aclimatarse a todo tipo de entorno, ya sea rural, suburbano, urbano o industrial. 



Damos por sentado que cuando los gatos no están bajo la supervisión del ser humano, de repente se convierten en sucios, desaliñados, plagados de enfermedades, cuando estudios científicos han demostrado que los gatos salvajes viven una vida sana al aire libre y no propagan enfermedades a las personas. Y en gran medida, esta percepción negativa ha llevado al desarrollo de programas y sistemas inhumanos que llevan a la muerte innecesaria de millones de gatos sanos y de otros animales cada año.


Muchas ciudades y comunidades de todo el mundo están reconociendo las necesidades únicas de los gatos urbanos y proporcionan programas igualmente únicos para ayudarlos. Capturar-Esterilizar-Soltar (CES) se está extendiendo, empezando por particulares, voluntarios y pequeñas organizaciones, incluso cada vez más ciudades están adoptando ordenanzas y políticas para el control humanitario de animales urbanos.

"Con el Proyecto "Community Cat" , estamos ofreciendo una nueva visión de los gatos urbanos. Para mostrar a la gente que ellos son parte de la comunidad. Son independientes, sanos, tienen vínculos afectivos con sus familias, y lo más importante-ESTÁN VIVOS".

Con estas fotografías los Putsche esperan crear conciencia sobre los derechos de los animales que viven en la calle, un tema que rara vez recibe nuestra atención. Cuando la gente ve las imágenes de los gatos que viven felices al aire libre en una comunidad independiente de los seres humanos, se inspiran para aprender más y explorar opciones como programas de CES para ayudar a proteger a estos hermosos animales.








             care2.com
             photographersforanimals 
             

 

 


viernes, 3 de octubre de 2014

a J



mi perro me miraba
con esos ojos, más puros que los míos,
perdía el tiempo, pero me miraba
con la mirada que me reservó
toda su dulce, su peluda vida,
su silenciosa vida,
cerca de mí, sin molestarme nunca,
y sin pedirme nada






Siempre estarás en nuestros corazones, Amigo



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